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sábado, abril 20, 2024

República Dominicana ¿Un Estado de Derecho?

LA AUTORA es abogada. Reside en Santo Domingo.

Es preocupante ver los últimos acontecimientos ocurridos en nuestro país, violaciones de las leyes internas, de las normas constitucionales, de tratados internacionales de los cuales somos signatarios y de los que hemos ratificado, en fin, toda una vorágine atropellante a cuantos nos decimos ciudadanos “nacionales” de este Estado.

En un verdadero Estado de Derecho toda norma jurídica “previamente aprobada” fija los límites de toda acción y es de conocimiento público.

Para que exista un Estado Democrático es necesario la efectividad del Estado de Derecho, que asegure los derechos civiles y políticos, “Derechos Fundamentales “y preserven “la igualdad política “de todos los ciudadanos.

Es decir, la Democracia no puede subsistir sin un Estado de Derecho eficiente con un poder Judicial independiente.

En mi país esta Democracia aparentemente está secuestrada en manos de los grupos de poder, los cuales quieren manejar la justicia a su antojo y conveniencia en un afán de asegurarse la impunidad de los cuales ellos han sido favorecidos hasta el momento.

Estamos inmersos en una contienda electoral muy cuestionable, la razón es la misma que he comentado, se está violando el “Derecho de igualdad” de algunos aspirantes, y sus Derechos civiles y políticos “Derechos fundamentales” como es el caso del aspirante a candidato presidencial Ramfis Domínguez Trujillo, y con esta actuación no solo se le conculcan sus derechos a él, se nos limita a nosotros, al pueblo dominicano, el Derecho de la libre escogencia, pues nos empujan a tener que hacerlo de manera casi impositiva, dejándonos con pocas opciones, lo que convierte el ejercicio del Sufragio en antidemocrático.

La nacionalidad es el vínculo jurídico que une al individuo con el Estado, para entender un poco los aspectos relativos a la nacionalidad haremos un poco de historia.

Los Estados existentes, se han conformado a partir de un grupo poblacional con raíces históricas comunes, hay desde luego, una vinculación clara entre la población anterior al Estado y la población del Estado existente, pero existe una gran diferencia entre ambas.

Anteriormente a la construcción del Estado, el individuo no era más que un súbdito, sobre el que se ejercía poder, después pasó a ser un “sujeto conformador de derechos y en condiciones de igualdad”, con todo lo demás, así pasó a ser un ciudadano. Lo específico en un Estado respecto de su población, es la ciudadanía, es a finales del siglo XVIII y a partir del siglo XIX que se conoce el Estado constitucional. Pues bien, pasamos de una población de súbditos a un pueblo de ciudadanos, cambio que se produce en el tránsito del antiguo régimen al Estado constitucional.

La ciudadanía es una expresión del principio de “igualdad” y por tanto la libertad en la pertenencia a una determinada organización política y a un Estado. Indudablemente por naturaleza todos los seres humanos son iguales, pero no todos son ciudadanos, solo lo son, los que tienen una relación con el Estado, con el poder constituyente, los que participan de manera efectiva en el “contrato social”, de ahí se desprende el alcance político de la “igualdad”, en tal sentido los ciudadanos pasaron a ser “nacionales” de un Estado.

En un Estado Constitucional se destaca el principio de “igualdad” en todas las esferas de la vida, social y política. En este tenor “los Derechos Fundamentales “, formulados como derechos inherentes a la persona humana y por tanto de reconocimiento antes de toda organización política, son una creación del Estado pues es justamente con la creación del Estado constitucional donde se suprime la “desigualdad” imperante en las formas políticas anteriores. Esto nos da a entender que el Estado es referente histórico del nacimiento de los “Derechos Fundamentales” y el crecimiento de los mismos, y desde luego la tutela de estos como principio de igualdad plasmados en las constituciones escritas.

Los dominicanos tenemos nuestra ley sustantiva “nuestra Constitución” pero ha sido abusada y maltratada, cada vez que se ha modificado, a conveniencia de los grupos de poder y de los gobernantes, para poder asegurarse la tan codiciada reelección, basta ya de tanto abuso.

En estos momentos de tanta convulsión nacional, donde hemos visto cómo nuestros jóvenes se han unido a una sola voz para exigir el debido respeto a este pueblo que está harto ya de tanto atropello, que se nos devuelva nuestra “Democracia”, de que se sepa que hace mucho tiempo ya, “no somos súbditos en los que se ejercía poder” que sencillamente somos “ciudadanos” “nacionales” “iguales” en este bello país.

Necesitamos ejercer nuestro derecho al voto de manera limpia, clara y confiable, no con el temor de que siempre pasa lo mismo, se intenta hacer fraude, y lo que es peor, con los ojos vendados de la institución encargada de la organización de los comicios JCE. ¿Será posible que en mi país se respete el derecho de igualdad? ¿Será posible que podamos escoger democráticamente a quién entendamos nos convenga?

Hay que empezar respetando los derechos de los ciudadanos que pretenden aspirar a ser elegidos, y que tienen una agenda y propuestas nuevas y serias para RD, concomitantemente respetar el derecho a la escogencia que tenemos todos.

Por último, no quiero cerrar mi escrito sin tocar el tema de la urgencia sanitaria que nos arropa, es una situación extremadamente calamitosa, estamos ante una pandemia que se está cobrando miles de vidas a nivel mundial, somos isleños, pero vivimos dentro de la aldea global y no somos ajenos al toque de esta desgracia, pensemos en nuestra familia y acatemos las medidas dictadas para frenar en lo posible este contagio exponencial que caracteriza este letal virus.

Seamos solidarios en la medida de lo posible, “Oremos” Dios nos va ayudar a salir de esta prueba, seamos un solo pueblo unido esta vez.

¿Escojamos este momento de recogimiento para reflexionar que somos los dominicanos? Qué nos merecemos y en qué podemos contribuir para tener un país mejor para nuestros hijos y generaciones futuras.

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