La sociedad dominicana necesita cambios estructurales, profundos, donde se escuche y se dé importancia tanto a la mayoría como a la minoría. La democracia, cuando existe la ley del embudo, donde pocos tienen mucho y la mayoría nada, no pasa de ser un mal sabor de boca.
Un segmento, sobre todo ligado a la sociedad civil, tiene el pensamiento de que los males que sufre el país se deben a la falta de leyes, a inexistencia de institucionalidad y a confusiones generacionales que han creado amplias distorsiones.
Hasta cierto punto tienen razón, pero fallan porque el problema nacional no es de leyes, sino de falta de responsabilidad al momento de aplicarla. Estamos sometidos a cordones de fuerza que son las tantas leyes y disposiciones que rigen la vida de los dominicanos. Otra más no van a solucionar los problemas.
Cierto que hemos vivido muchos años en el desorden, pero si las viejas leyes no se cumplieron y se tornaron en letras muertas, nada, absolutamente nada ni nadie, indica que ahora van a comenzar a ser respetadas.
En consecuencia, creamos nuevas leyes y las ponemos en vigencia, para que también sean violadas, sean olvidadas, y no pasen de ser documentos para archivar. Es al hombre que actúa en la vida pública que hay que cambiar, para que sea agente transportador de ideas nuevas.
Democracia no puede haber cuando hay una sociedad dividida en segmentos olvidados, y se reescribe permanente el símbolo de la exclusión y del abandono. Los sectores más desamparados de la población tienen que ser llevados de la mano para que amplíen su dosis de trabajo competitivo y su preparación intelectual. Hay que abrir las puertas del éxito para los marginados.
Una sociedad sometida al flagelo del hambre, la miseria, la exclusión, sólo dedica su día a día a tratar de conseguir el pan, de subsistir las próximas 24 horas, por lo que deja abierto el camino de las disquisiciones e inconformidades.
Favorecemos los cambios a todos los niveles. Las leyes son para una mejor convivencia, pero si al ser común y corriente, al de a pie, no se le mejoran las condiciones de existencia, le dará lo mismo las palabras institucionalidad, democracia y progreso. Todo se pierde en lontananza y es imposible de ver a simple vista, cuando se trabaja por la comida de las próximas 24 horas y nada más.
jpm